El proceso de reclutamiento y selección no culmina con la firma del contrato laboral. De hecho, uno de los pasos más cruciales viene justo después: el onboarding o proceso de integración del nuevo colaborador a la organización. Para empresas y postulantes, entender la relevancia de esta etapa puede ser la diferencia entre una relación laboral duradera y productiva, y un inicio lleno de confusiones y desajustes.
Para las empresas:
El onboarding no es simplemente una inducción o capacitación inicial sobre los deberes laborales. Se trata de un proceso estructurado que busca familiarizar al nuevo talento con la cultura, valores y objetivos de la empresa. Al realizar un onboarding efectivo, las empresas formales pueden reducir los tiempos de adaptación, potenciar la productividad desde las primeras semanas y, lo más importante, incrementar la retención del talento. Además, el proceso de onboarding envía un mensaje claro al nuevo colaborador: «Valoramos tu incorporación y queremos que te sientas parte de nuestro equipo desde el primer día».
Para los postulantes:
Entrar a un nuevo trabajo siempre conlleva un período de adaptación. Sin embargo, un proceso de onboarding bien llevado puede aliviar muchas de las incertidumbres y ansiedades típicas de los primeros días. A través del onboarding, el postulante tiene la oportunidad de conocer más a fondo la empresa, entender sus expectativas y recibir herramientas y recursos que le ayudarán en su desempeño. Además, es un indicativo de que la organización valora a su personal y está dispuesta a invertir tiempo y recursos en su bienestar y desarrollo profesional.
En La Porteña, entendemos que cada empresa tiene su propia cultura y dinámica. Por ello, asesoramos en la creación de procesos de onboarding personalizados que respondan a las necesidades y características de cada organización y del talento que busca integrar. De igual manera, para aquellos postulantes que se unen a empresas a través de nuestra gestión, les brindamos recomendaciones y pautas para que puedan aprovechar al máximo esta etapa inicial y sentar las bases de una carrera exitosa en su nuevo puesto.
En resumen, el onboarding es una inversión en el futuro. Asegura que el talento recién adquirido se integre, se comprometa y produzca al máximo nivel, beneficiando tanto al colaborador como a la organización. ¡No subestimes su poder!